Cuando entrenamos, lo hacemos por algún motivo. Habitualmente queremos perder peso, ganar masa muscular, mejorar nuestra salud o rendimiento… En definitiva, queremos mejorar.
Pero hay alguien que no lo tiene tan claro si mejorar o quedarse donde está, quietecito: Tu cerebro.
El cerebro es un órgano vago por naturaleza. Atiborrarte a dulces y echarte en el sofá a ver tu serie favorita tampoco suena tan mal, ¿verdad? Esto es porque tu cerebro es un vago no quiere que gastes energía inútilmente y, por el contrario, desea ahorrar y hacer acopio de cuantos más recursos energéticos pueda.
Hemos sobrevivido, en parte, gracias a tener un cerebro ahorrador.
Cuando vivíamos en cavernas y la comida era un bien escaso –y no hace falta irnos tan lejos– las personas que gastaban su energía en tareas que no eran necesarias, tenían menos oportunidades de sobrevivir. Justamente porque la comida era un bien escaso y la energía no se crea de la nada.
Entrenamiento, progreso y el cerebro vago:
Este cerebro ahorrador tiene mucho que decir a la hora de entrenar y obtener buenos resultados. Para progresar en el entrenamiento –perder peso, ganar masa muscular, mejorar nuestra salud o rendimiento– va a ser necesario ir aumentando la intensidad y/o el volumen de los entrenamientos. Si siempre corres 3km, nunca vas a progresar, si siempre levantas 50kg, ¿adivina qué? No te harás más fuerte, no crecerán tus músculos y tu rendimiento se quedará igual.
Por ello, un buen entrenamiento tendrá en cuenta el principio de sobrecarga. Este nos dice que el cuerpo solo produce adaptaciones beneficiosas si vamos superando cierto umbral de entrenamiento progresivamente.
Si quieres hacerte fuerte, necesitas levantar más peso o más veces, o más seguido, o modificar la manera en que haces tus levantamientos, o… tener en cuenta otros factores. Pero necesitas, en la mayoría de los casos, ejercer cierta sobrecarga al estímulo que le estés dando actualmente.
Por otro lado, el principio de continuidad nos dice que es necesario que las sesiones de entrenamiento no estén muy distantes en el tiempo. Dicho de otra manera, entrenar 1 día cada dos semanas, no va a servir de mucho. En cambio, entrenar 5 días a la semana, si hay una buena planificación, puede ser mucho más efectivo.
Hasta aquí todo claro. Pero para tu cerebro no está tan claro. Él no quiere gastar energía en cosas que considera no necesarias como es ponerte fuerte o perder esas preciosas reservas de grasa que tan bien irán en tiempos de escasez.
¿Solución? Forzarlo.
¿De verdad? De la buena.
Neurotransmisores, ejercicio y cerebro:
Si tu química cerebral te impulsa a ir saltando de aquí para allá, de ser un culo inquieto, de estar con gente y te gustan las emociones extremas, no te pongas a caminar para perder peso. Te vas a aburrir y lo vas a dejar.
Tu cerebro dirá: No quiero. Esto me aburre soberanamente. No sirve para nada. Y si el cerebro dice no quiero, va a ser difícil que sí quiera.
Ahí entra la neurociencia, los neurotransmisores y nadar con la corriente. Si sabes qué tipo de ejercicio encaja más contigo, entonces solo te hará falta diseñar –o que te diseñen– una buena estrategia a seguir. Va a ser mucho más fácil que lo disfrutes, que te adhieras y repitas. ¿Te acuerdas del principio de continuidad?
Conociendo tu Neurotipo, tus puntos fuertes y de dónde cojeas, será más sencillo encontrar aquella estrategia que casa contigo, con tu manera de ser.
¿Esto quiere decir que haciendo el DAGGAStest ya lo tienes todo hecho? En absoluto. Pero sí que contarás con pistas claras de qué puede serte más útil para conseguir ciertas metas.
¿Qué te sugeriría yo?
Nada con la corriente. Ser un salmón y nadar a contracorriente mola, pero ser siempre un salmón es agotador. Si encuentras aquellas actividades con las que tu cerebro resuena y se siente a gusto, quizá se mostrará menos vago y puedas negociar con él el hacer ejercicio (o cualquier otra cosa que te propongas), simplificando mucho las cosas.
Por supuesto que habrá días en que no te apetezca moverte y el sofá actúe como un agujero negro. Pero serán menos días, el agujero negro perderá poder y será más fácil que empieces, sigas un plan, consigas resultados, te sientas bien y tu cerebro quiera seguir.
Porque el cerebro es vago, pero no tonto. Si ve que te sientes bien, que estás consiguiendo resultados, te empujará a seguir.
Y si para avanzar en esto camino necesitas una ayuda, mira lo que puedo ofrecerte.