¿Qué es la motivación?
Mucho se ha escrito entorno a la motivación o su contrario, la desmotivación o falta de ganas. Hay muchas teorías que hablan de ella, por no hablar de la gran cantidad de creencias populares entorno a esta preciada cualidad humana:
“Si no lo haces es porque no quieres”, “querer es poder”, “ponte y ya está”,… son algunas frases que habitualmente oímos en nuestro entorno, repetidas muchas veces por personas que, con la mejor de sus intenciones, pretenden ayudarnos a encontrar este volátil empujón. Pero si estas afirmaciones fueran ciertas o ayudaran a que las personas nos pusiéramos en marcha, nadie tendría malos hábitos, todo el mundo haría las cosas cuando toca hacerlas o llevaría a cabo todos los objetivos que se propondría en la vida.
El hecho de que las búsquedas en internet o los libros más vendidos estén repletas/os de recetas e instrucciones para ayudar a las personas a motivarse nos indica que la realidad es muy distinta de lo que nos han hecho creer. Esto no quiere decir que no podamos recuperar nuestra motivación innata y que nos tengamos que refugiar en otra creencia como “es que yo no tengo motivación”. Pero antes que hablar de cómo conseguirla, tenemos que saber qué es exactamente…
Según definición de la RAE, motivación es el “conjunto de factores internos o externos que determinan en parte las acciones de una persona”.
Esta descripción es interesante porque nos da pie a hablar de una de las principales características de la motivación y que más importancia tendrá a la hora de saber cómo motivarnos o ayudar a otros: si ésta viene de dentro o de fuera.
Motivación extrínseca y motivación intrínseca: ¿Qué nos motiva realmente?
A día de hoy aún sigue muy extendida la creencia de que si quieres motivar a alguien hay que premiarlo si lo hace bien o castigarlo si no lo hace o lo hace mal. Frases como “te voy a castigar si no lo haces”, “te doy esto si lo haces”, “no vas a tener regalos si no te portas bien” o el hecho de premiar un comportamiento deseado con notas académicas, comida, dinero,… entraría dentro de esta creencia, que implica que las principales maneras de motivar a una persona serían extrínsecas (o sea, que vendrían de fuera de ella).
Pero la verdad es, que si esto fuera cierto, todos los niños harían caso a sus padres al hacer estas afirmaciones, todos los estudiantes harían un esfuerzo por sacar buenas notas o todos los trabajadores irían a trabajar motivados gracias a su sueldo a final de mes…
Dentro de estos motivantes externos también estarían los que nos autoimponemos por aparentar, quedar bien, cumplir con lo que se espera de nosotros,… pero que realmente no les damos un valor por si solos ni sentimos que surgen de nuestra propia voluntad. Acostumbran a ser motivadores externos que hemos introyectado y nos repetimos nosotros mismos, pero no dejan de venir de fuera.
En zoológicos podemos ver como delfines hacen piruetas por recibir un bocado de comida… pero ¿realmente están motivados o solo lo hacen para conseguir el premio? El hecho que en cautividad no reproduzcan por su propia voluntad estos comportamientos que sí realizan en libertad (en ausencia de premio o castigo), nos demuestra que estos estímulos no lograrían su función de motivar.
Este fenómeno también lo podemos ver en los niños, naturalmente inclinados en aprender durante sus primeros años de vida, y luego desmotivados y aborrecidos de las materias que tienen que aprender en el colegio. Parece que hay algo que no estamos haciendo del todo bien a la hora de motivar…
En contraposición a la motivación extrínseca estaría la motivación intrínseca, que nos surge de dentro, sin necesidad de una presión externa. Esta nos generaría una recompensa interior que no dependería de lo que se consigue externamente.
Se ha demostrado que los motivadores intrínsecos son más duraderos, autosuficientes y satisfactorios, y que quien siente que el objetivo viene de dentro, le es más fácil y placentero el camino para conseguirlo, ya que el interés principal está en la experiencia, en el aprender,… más que en el hecho en sí de lograr la meta.
Teoría de la Auto-Determinación:
La Teoría de la Auto-Determinación (Self-Determination Theory en inglés), expuesta por Edward L. Deci y Richard M. Ryan, surge de años de investigación entorno a la motivación humana y los aspectos que pueden potenciarla o menguarla. Esta teoría se basa en la observación de que el comportamiento es auto-motivado (motivación intrínseca) y auto-determinado. A lo largo de los años se han observado tres aspectos inherentes a la motivación humana:
- Autonomía: El primer descubrimiento que hicieron, fue la importancia de que las personas se sintieran con autonomía (conscientemente o no). Dicho de otra manera, que la decisión de comportarse de una manera determinada fuera libre, y no controlada o impuesta (de forma consciente o inconsciente, por otros o por uno mismo). Las personas que se proponían una acción que concordaba con sus valores internos eran más capaces de seguir adelante con su propósito.
En sus investigaciones, observaron que no solo era importante dar un trato que potenciara la autonomía para fomentar la motivación, sino que utilizar un control externo (como los premios y castigos) provocaba un detrimento de la motivación de las personas, llevando a abandonar el comportamiento en el momento que desaparecía la motivación extrínseca.
- Competencia: En siguientes investigaciones se observó que no solo la autonomía era importante a la hora de entender la motivación en humanos. Se observó que otra necesidad innata, la sensación de competencia, potenciaba la motivación intrínseca de las personas. Aquí hablamos de una competencia auto-definida, no del resultado de una competición con otros o de la opinión que nos venga de fuera (aunque un feedback positivo ayudar a formar nuestra opinión interna).
Si alguien al realizar una tarea se siente que está aumentando su competencia en ese ámbito, que está siendo efectivo y que lo que está haciendo le va a ser útil, va a estar motivado para seguir adelante a pesar de que el objetivo sea difícil o salgan imprevistos.
- Relación o pertenencia: La autonomía y la competencia no eran suficientes para explicar la complejidad de las necesidades y motivaciones humanas, por lo que se siguió investigando hasta demostrar que había también un factor social implicado: la pertenencia o conexión interpersonal.
Solo con los dos primeros motivadores seríamos totalmente independientes y nunca tendríamos en cuenta a los otros a la hora de tomar decisiones o llevar a cabo nuestros objetivos. Como animales sociales que somos tenemos la necesidad de relación, de estar conectados y comprometidos con los otros, por lo que si sentimos que un objetivo nos ayuda a pertenecer al grupo, a ser queridos, aceptados,… puede potenciar la motivación intrínseca del individuo (siempre que no entre en conflicto con la autonomía y/o la competencia de este).
Los tres aspectos anteriores cobran mucho sentido cuando los observamos desde una visión evolutiva, donde la libertad personal, la capacidad para hacer cosas y la pertenencia a un grupo eran factores claves para la supervivencia, el desarrollo personal y el de la especie.
La Teoría de la Autodeterminación ha demostrado su capacidad para predecir o modificar el comportamiento a la hora de motivar las personas de todo el mundo en múltiples entornos tales como educación, salud, trabajo, deporte, crianza, entre muchos otros. Por lo que se extrae que estos tres motivadores básicos serían universales, aunque dependiendo de la cultura, la persona en concreto, el momento vital en el que ésta esté o la situación en concreto, puede hacer sobresalir más uno u otro.
Motivación y neurotransmisores:
Observamos una clara correlación entre el comportamiento asociado a la sensibilidad a los principales neurotransmisores de motivación analizados en DAGGAS (Dopamina, Adrenales y Glutamato) y las tres tendencias de crecimiento o necesidades psicológicas innatas descritas por Deci, Ryan y colaboradores:
- Dopamina: Necesidad de autonomía personal, de sentirnos dueños de nuestras elecciones y destino.
- Adrenales (y en recientes investigaciones, Oxitocina): Necesidad de relación, de pertenecer al grupo y estar conectados a otras personas.
- Glutamato: Necesidad de competencia, de conocimiento, habilidades y logros en lo nos importa.
Gracias a los resultados obtenidos en el DAGGAStest podemos saber cuál sería el motivador más importante de los tres para alguien en concreto, para así ayudarlo a generar objetivos que resuenen con su tendencia personal. A su vez, también nos puede servir para ver cuando hay un sesgo claro hacia alguno de los motivadores, obviando a los otros… los cuales no hay que olvidar, también son necesidades básicas del ser humano.
Si tenemos en cuenta nuestra sensibilidad neuronal podemos tener más claro cómo motivarnos de manera eficaz para conseguir nuestros objetivos y lograr un estado de bienestar.